Nuestra iglesia está agradecida por todas las bendiciones que Dios ha derramado sobre su pueblo. Sabemos que una Iglesia no es construida con gente rica, ni pobre, sino con gente agradecida. La palabra de Dios es predicada a nivel local con un impacto global. Todo esto es posible a través de la gracia de Dios, y las personas de Fe que nos aportan.

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En nuestra iglesia nadie es forzado a dar, damos porque estamos agradecidos con todo lo que Dios nos ha dado. Además, en un acto de obediencia regresamos a Él un poco de lo mucho que hemos recibido. Finalmente, en un acto de Fe, ponemos a Dios en primer lugar de nuestro corazón, sabiendo que Él es el dueño de todas las cosas.